En
buena teoría se supone que todo sistema educativo debe estar creado, regido y
organizado por políticas públicas, que permitan un libre acceso a la población
en todos sus ámbitos, sin embargo, existen factores que lo
impiden. Para el caso del sistema educativo costarricense, esos factores
provocan una crisis interna con consecuencias externas, pues existe un claro
negocio entre lo que se dice, lo que se hace y con los resultados.
En primer lugar, se quiere hacer una educación constructiva pero
todavía se sigue utilizando al libro de texto como principal actor en el
proceso de enseñanza-aprendizaje, en segundo lugar, se quiere una educación de
calidad, pero se tienen las mismas edificaciones de hace más de 50 años, lo que
provoca un desamparo total por parte del Ministerio de Educación Pública (MEP)
y por último se tiene a educadores del siglo XIX, teorías del siglo XX y
estudiantes del siglo XXI.
Por ende, los educadores deben crear espacios para los estudiantes, de manera
que permitan la reflexión crítica, que solventen las necesidades e intereses de
cada estudiante y con esto, que tomen el interés por aprender y conocer
diferentes temáticas, las cuales toman importancia en su desarrollo.
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